lunes, 19 de enero de 2009

El Macaco me hizo pensar...

No ha sido la primera vez, pero el señor primate me hizo pensar en una pregunta que me hice años atrás en circunstancias muy distintas. Bueno, me explico un poco, el buen Macaco me hizo un comentario sobre mi muy hermética entrada sobre el hermetismo del texto y la traducción, contándme una anécdota que me divirtió mucho, de cómo leer una historia traducida había sido distinta a cómo la leyó en su versión original.

...y me hizo pensar en aquella tarde en Tanglewood cuando a duras penas lo conocía a él y él comentaba lo que le agradaba de mí, y claro está, mi escéptica y deprecativa mitad se preguntaba y le preguntaba a él, si algo en ese naciente idilio podía ser cierto, que si acaso la personalidad es algo traducible.

La duda me ha plagado por años:

¿La mujer que él ama, la mujer que él consciente (y lingüísticamente) aprende y aprehende en su lengua materna, puede ser la misma imagen de mujer que yo sostengo para que mi realidad tenga sentido?

Dicho de otro modo, siempre me lo pregunto:

¿No será que él no puede conocer más que una pobre y traidora versión de mí?

"Yo ya lo sabía,
pero quise engañarme
y pensar que en algún momento
leerías en mí
algo más que la más traicionera versión
de mi boca."

Después de Babel

1 comentario:

Unknown dijo...

Momento, momento, como puedo ser el culpable de que hagas algo que ni yo hago.... Douh.

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