miércoles, 25 de mayo de 2011

De la tierra

Hay algo verdaderamente mágico en trabajar la tierra. 

Algo perverso en sentir cómo se mete bajo las uñas, como se siente en los dedos desnudos del pie.

El experimento de vertir ni demasiada agua ni muy poca, sino bastante diría Sabines.

Olvidar el pasado y dejar de temerle al futuro sólo para ver qué maravillas han brotado de la tierra.

No hay muchas cosas en las conserve yo esperanza, pero una vez que se ocultan las semillas en la tierra y hay que sentarse a esperar a que algo pase.

Es entonces,

(cuando hay que regar con devoción aunque no haya nada)

es entonces que creo que mi fe existe.

martes, 17 de mayo de 2011

Confesiones de una mujer infertil


Escribí esto originalmente en inglés, porque es mucho más fácil confesar la intimidad en una lengua que no es la materna. Lo publico porque quiero romper tabúes, salir del proverbial closet y hablar sobre esta enfermedad que democraticamente ataca. Gracias por leer.




Existe un gran pesar que la infertilidad te trae que nadie intuye hasta que te toca la mala fortuna de experimentarla: El tiempo pasa de una forma inmensamente diferente a como lo sienten los demás.

Vivo atada a un ciclo regular que requiere mi absoluta devoción de tiempo y esfuerzo. Un ciclo en el que sé desde antes que mi corazón se quebrará mes tras mes, como un Sísifo posmoderno.

Este mes he ido ya al doctor ocho veces. He tenido chequeos invasivos, me han sacado sangre y se han roto mis expectativas, y ni siquiera hemos terminado todavía.

Es increíblemente difícil mantener una cara apacible y hacer bromas cuando me preguntan cómo van las cosas. Cuando me preguntas si voy a ir a este evento o a otro mi mente está trabajando a marchas forzadas para determinar dónde estará en mis tratamientos, y me pregunto si podré salir de la ciudad, y la mayoría de las veces no quiero sacrificar una mis últimas preciosas oportunidades, aún cuando sé que terminará dolorosamente.

Algunas mujeres mayores me preguntan cuántos hijos tengo y no puedo mencionar mi pérdida, me preguntan cuándo tendré al próximo, o si estoy embarazada o por qué he esperado tanto. Me duele cada vez pero tengo que tener en cuenta a los demás porque no saben.

Las personas que saben con frecuencia dicen cosas como: "Tienes que relajarte", "Deja de buscarlo" o "Lo mismo me pasó y ahora tengo tres hijos". Duele cuando lo haces menos, no va a suceder si me relajo (y no sé cómo es posible hacerlo con todo lo que necesito hacer cada mes), y tu experiencia definitivamente no es la misma si no han pasado años, si no has requerido asistencia médica invasiva y gastado grandes sumas. No puedo embarazarme de manera natural y ni siquiera sé si puedo llevar un embarazo a término después de mi pérdida.

Lo que pasa es que tengo que apostar ¿ves?, necesito hacerlo, sabiendo que tengo mucho que perder y muy poco que ganar, pero no tendré oportunidad de ganar si me doy por vencida.

Por favor no me digas: "Estás joven". Lo estoy, sólo tengo 32 pero estoy entrando en una menopausia prematura. Así que esto va más allá de mi capacidad de reproducirme. Tengo que aceptar una realidad sobre mi cuerpo que llega mucho antes de lo que debería. Esto afecta mi vida diaria, las cosas que puedo o no hacer e incluso mi relación con mi marido.

Tengo la bendición de tener una hija, una que no batallé para concebir. Sé lo afortunada que soy, muchas de mis hermanas infertiles no tienen esta fortuna. No quiere decir que yo no sea infertil, significa que mi infertilidad es secundaria y que se estableció, afortunadamente, después de un maravilloso embarazo no planeado pero sí muy deseado.

Tengo la mala suerte de pertenecer a dos clubes muy tristes: infertilidad y pérdida de embarazo. Ambos son devastadores, pero combinados son mucho más terribles que cualquier cosa que haya experimentado. Perder la promesa de un hijo es difícil, pero perderla cuando vino después de tanta pena (y una que no he podido repetir) es devastador. Así que por favor no digas "fue lo mejor" sé que mi bebé no tenía esperanza, sé que no fue mi culpa y sé que no había nada en este mundo o el que siga que pudiera haberlo cambiado. Pero aún así duele encabronadamente mucho.

Hasta ahora he dicho todas las cosas que no deberías decir, pero te diré lo que sí: pregúntame sobre esto, déjame hablar, reconoce que esto es real y no un capricho frívolo. Te aseguro que soy feliz, tengo una hermosa familia, y me siento experimentada y exitosa en mi carrera pero esto aún es importante para mí.
Me puedo reír y bromear sobre mi experiencia con fertilización in vitro y sobre estar con las piernas en los estribos mucho más de lo que me sentiría cómoda (pero la vida de una infertil no es una de comodidad). Tengo montón de chistes sobre infertilidad que te harán reír, te lo prometo. Así que ríete, no está mal hacerlo. Cuando me río me siento mejor, y sé que esto no es algo de lo que debería sentirme avergonzada y no necesito ocultar que sufro de infertilidad. Tengo infertilidad secundaria, reservas ováricas disminuidas prematuramente y un endometrio de mierda. Pero también tengo una mente ingeniosa, una voz fuerte, muchos sueños y una fe más o menos fuerte y probada.

Por favor no me trates como si fuera una bomba de tiempo. Hay momentos en los que necesitaré llorar y maldecir. Tengo derecho a mis días oscuros igual que tú. Si te comparto cómo se sintió algo o cómo me lastimó no tengas miedo del tema, y no me digas que lo supere o que siento o pienso demasiado. Te prometo darle la misma importancia a cualquier infierno que agobie también. Porque ¿sabes?, todos tenemos nuestras penas que cargar.

Estoy escribiendo esto porque no me avergüenzo de ser infertil. Tal vez no tenga éxito en tener otro hijo, soy suficientemente realista para aceptarlo, pero no puedo tirar la toalla sin luchar. Tal vez seas parte de mi familia o mi amigo y te aprecio profundamente, o tal vez seas un extraño, que sin duda tenga a alguien como yo muy cerca de su corazón.

Así que, amigo mío, dame la mano y riámonos de estas cartas que me han tocado.


jueves, 28 de abril de 2011

Los países de donde he tenido estudiantes



Hoy se me ocurrió hacer una lista de los lugares de donde he tenido estudiantes extranjeros. De algunos me acuerdo muy bien, hasta de la ciudad de donde eran. De otros no tanto, apenas recuerdo el país.

De todo aprendí mucho.

Como si fueran aquellas estampitas que coleccionaba de niña: las que se compraban en la papelería después de clases para pegarlas en un álbum que nunca se alcanzaba a llenar antes de que se descontinuara y se sacara otro.

Hay quienes marcan en un mapa los lugares en donde han estado. Yo no conozco tantos países: apenas Estados Unidos, Inglaterra, Francia y las Bahamas aparte de México. Pero he tenido la gracia del contacto a través de mis estudiantes.

Me han enseñado mucho, costumbres, modismos, chistes, refranes. He probado un dulce casi negro de Finlandia con sabor amargo y a menta. He aprendido a ser más asertiva de mis estudiantes germano-parlantes. Un australiano me enseñó que la vida es maravillosa si le ve de una manera más casual. Una estudiante china me hizo ver lo difícil que es conectar con alguien cuando además de las trabas del idioma están las sociales y culturales. Los canadienses me sacaron canas verdes con lo exigentes. Los suecos me sorprendieron con lo afectuosos y apasionados que eran. De los brasileiros aprendí que la cercanía del idioma hace todo más difícil. De los estadounidenses lo terrible que es estereotiparlos. Una chica japonesa escribió mi nombre en japonés. Con los franceses descubrí aún más lo que nos unen nuestras lenguas romances.

Mi estudiante de Italia se convirtió en una gran colega y amiga.

Les comparto con afecto la lista de los países:

  1. Alemania
  2. Australia
  3. Austria
  4. Brasil
  5. Canadá
  6. China
  7. Estados Unidos
  8. Francia
  9. Finlandia
  10. Italia
  11. Japón
  12. Suecia
Related Posts with Thumbnails