viernes, 9 de enero de 2009

La vacuidad de las palabras

Otra vez en torno a la misma mesa de café nos quedamos sin saber qué decirnos. Combinándonos posiblemente nuestras manos hayan ya escrito todas las palabras del mundo.

Y sin embargo, yo no atiné a decir nada remotamente pertinente.

Más aún, creo haber dicho muchas idioteces.

Las palabras siguen sin poder parar un hilito de sangre, la salada humedad de tu mejilla ni separar las aguas del mar rojo.

Pero si en algo creemos es en las palabras, si en algo vivimos es en las palabras, si algo nos ha hermanado es pensar en metáforas, reconocer aliteraciones y cacofonías, andar siempre a la caza de una sola palabra furtiva.

La ciencia del mundo en que habitamos dicta que la fuerza gravitacional es la que une a un verso con otro, y dogma de fe es que la poesía es lo único cierto.

El cuarto nuestro hoy está en silencio.

Aguardo, con la terrible inutilidad de mis palabras, con la deprimente estupidez de mis esfuerzos, a escucharte cantar de nuevo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Lo que importa es lo que se quedó en la memoria,en el entendimiento y en la voluntad.
Como un árbol dentro de un tren, sólo busco, busco hasta encontrar. Gracias Lady Mondegreen.

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