jueves, 15 de enero de 2009

Del hermetismo del texto y su traducción

No hay una técnica más eficaz para exponer las fallas de un texto y su hermetismo semiótico que emprender la travesía de su traducción. Pregúntenme a mí, que he estado luchando con un texto que sólo me invita al procrastinaje.

Una técnica tradicional para corroborar la eficacia y fidelidad de una traducción (fidelidad de la traducción, es claramente una completa utopía) es traducir un texto de la lengua origen a la lengua destino y depués volver a traducir la traducción (valga la redundancia) a la lengua origen, y contabilizar de alguna manera lo que se pierde en la traducción. Ahora bien, ¿no sería acaso interesante usar la técnica para darnos cuenta de nuestros propios errores literarios comunes?

Mi escritura está muy lejos de ser infalible, y de hecho, por mi necesidad imperante de bilingüismo me enfrento con frecuencia a mis errores y mi propio hermetismo.

Esta entrada no creo que vaya a ninguna parte, pero me ha ayudado postergar, algunos minutos más, el enfrentarme un texto que no se deja apuñalar por la daga de mi traducción.

Bueno, me gustaría, de esta manera poco poética, leer sus ideas sobre multilingüismo, ustedes compañeros escritores, ¿piensan sus textos como textos traducibles? ¿hay una consciencia de lectura local, o la posiblidad de universalidad de sus ideas? Es interesante como un libro como En busca de klingsor de Volpi generaba comentarios como que se leía como una novela traducida, por esa sensación de un lenguaje estandarizado, vejado, contaminado y trabajado claramente, con la consciencia de un público más generalizado (y bueno, no es la única razón, también intervienen elementos en cuanto a una visión no nacionalista, y la constante tensión entre alta cultura y cultura de masas -en cuanto a esta tensión recomiendo mucho el libro de Andreas Huyssen The Great Divide-), y queda como ejemplo de un texto que es consciente de su propio alcance lingüístico (esto, claro está, es independiente de si la valoración crítica que puede hacerse de su calidad).

Ése es el caso que Puchner presenta del acierto, alcance y permanencia del Manifiesto Comunista: su invención, desde el principio como un texto sin lengua origen y su calidad constante como texto traducido.

Continuemos este diálogo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

A ver un intento de comentar porque entendí la mitad, (si soy medio guey) Yo he leído a R.A. Salvatore, el autor de las novelas de Drizzt Do Urden, novelas de fantasía pues, y al leerlas en español entendí las peleas de una manera distinta a cuando los leí en inglés, es decir la descripción de los movimientos, las estocadas y los lances fue muy distinto para mi, yo se lo atribuía a mi inglés mocho aprendido en videojuegos pero ahora que mencionas creo que tienes toda la razón.... ah chingá creo que si entendí un poco mas de lo que creía.

Lady Mondegreen dijo...

Pues sí, lo más gracioso de haber escrito esto, es que después de releerlo, me doy cuenta de mi propio hermetismo.

Mi querido Macaco, usted entendió muy bien. Es muy interesante sobre todo lo que usted detalla, y es cierto, el problema de la traducción es que hace posible situaciones como las que describe, en donde una escena se lee de manera diferente. Un novelista que entrevisté hace algunas semanas me comentaba algo al respecto, su novela ha sido traducida al alemán y al español, y al leer las críticas de la versión alemana veía que su protagonista era descrita como una "guerrera", lo cual era muy distinto a la manera en que él la había escrito, la pregunta está en si la lengua por sí misma determina una cierta visión (esto lo apoyan teorías lingüísticas de la lengua como determinante de la cosmovisión) o si de plano fue la culpa de otro traidor traductor.

Un abrazo

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