sábado, 12 de julio de 2008

Estando aquí no estoy

1

La infanta, pequeña dictadora, niña terrible, su alteza real, gran zarina y señora de todos los reinos de Michoacán, Jalisco, California y Massachusetts, camarada comandante, gran gurú Maya-Lama, y demás títulos nobiliarios...

...ya está conmigo en este exilio temporal.

2

He querido escribir todos estos días, pero como dijera César Vallejo nada más me sale espuma. Ya debería estar yo acostumbrada a tanto trote, pero la verdad es que me llena la melancolía, quién me hubiera dicho años ha, que nací con la marca del éxodo en la frente.

Los últimos meses probé la posibilidad de la permanencia, y me gustó, y ahora regresando a Bostonia me doy cuenta que quiero arraigarme, echar raíces en un sitio y dejar de estar marchándome siempre.

3

Tomorrow we enter the town of my birth
I want to be ready


The Doors

Regresar al pueblo natal le causa estragos a la psique de un nómada: escenas fantasmas de su pasado se repiten ad infinitum al voltear la cabeza a cada resquicio.

Los lugares que ya no existen están ahí, acechándonos entre las sombras.

Y toda esta nueva nostalgia y melancolía me ha hecho pensar en todas las cosas que se me han escapado de entre los dedos.

Pensar en todas esas personas que se han convertido en fantasmas, en sus recuerdos que persigo y las fibrosas marcas de ellas que llevo en la piel.

Pero tal vez lo que deseo tanto de ellas, lo que ansío arrancarles es la parte de mí que conservan, un órgano, una extremidad, un mechón de mi cabello...

Ando buscando a Paula y a veces no la encuentro.

Y como dijera Silvio: "cualquier información la pagaré..."

4
Me escapé de mi casa
me escapé de mi amor

Los Fabulosos Cadillacs

En inglés hay una frase con la que se llama a estas personas: The one that got away, o "El que se escapó".

Son esa metralla que llevamos, tras la guerra, injerta en el corazón.

De cuando en cuando acaricio mi metralla, la atesoro con todo su placer y devastación.

Pero hace poco surgió una idea nueva, que tal vez fui yo la que emprendió la huida, y no sólo la que se quedó tendida y abandonada.

Tal vez era yo esa Sodoma ardiente que se teme ver por vez última, con el terror de convertirse en estatua de sal.

Y tú...

¿A quién abandonaste? ¿Quién te abandonó?

¿Qué metralla llevas en el corazón?

5

* UH: Sonreí al leer este nombre que ya no recordaba. Tal vez no estés en uno de los dedos, pero vas sin duda, entrelazado a una de las líneas de mi palma.

6

Los dejo (espero no muy melancólicos) con el poema último de Babel (se vale pedir el poemario completo para leerlo -Sí, ya está terminado):


En mi espanto anquilosado musito incansablemente
los recuerdos de una ciudad que ya no existe:
la costumbre de los hombres de mi tierra de perseguir un pez iridescente
en el agua dulce que nos llegaba hasta las rodillas;
un campo de pulposos pezones carmesí,
que divertidos incitaban a las vírgenes;
la palabra que nada significa, pero que constantemente
le prendíamos a cuanto nos saliera de la boca;
un gusto perverso de la lengua por el sabor de las lágrimas.

En mis ojos se atisba una ruina olvidada,
y no me permite ignorar
que en la circular piedra ya no rodará mi corazón.

La raza de metal ya no caerá a mis pies,
maldita, como yo, con cada sangrienta semilla que escondió mi lengua.

El día en que sus labios borraron la marca de mi frente
para que olvidara el retorno,
mis compañeras no gritaron mi impronunciable nombre,
pero se condenaron a plañirle a la locura.

Nada más se esperaba de mí,
cuando abrí los ojos por vez primera
ya escrutaban los viejos mi insidiosa propensión
a responder a los susurros en mi oído siniestro,
a picarme la planta del pie con la ebúrnea daga.

Ya nadie recordará mi verdadero nombre
sólo la magnitud de mi ofensa,
mi tendencia a desobedecer.

Pero no estivé yo piedra a piedra el obelisco,
ni altiva engullí la flama,
mas sí miré de frente al fuego,
y bebí la sangre que él no se atrevió.

Acepto mi castigo satisfecha
porque no hincaría nunca el pedernal
en la carne que yo misma maceré en mi seno.

Un hombre puede enfermarse de gloria,
y volver su rostro a su deseo,
una mujer en cambio,
no temerá nunca petrificarse
con tal de volver,
una vez más,
los ojos a su nostalgia.

Ésta, es mi última profecía.

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1 comentario:

Queen Loana dijo...

Al estar lejos el entendimiento es futil sueño... pero estás. Estamos. Todas las entradas son maravillosas, me sigue asombrando el último poema de Babel. La entrada de maya-lama es fabulosa, me hizo sonreír hasta el cansancio. Tus renovadas letras en el exilio del tiempo me hacen sentir paz... no dejes de escribir espuma, caracoles y las pequeñas cosas del mar vasto de Lady Mondegreen.

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