martes, 31 de marzo de 2009

Listas

Día con día, con cada revolución de la tierra en su eje y su traslado alrededor del sol, con cada año, con el tiempo, voy formando una lista larga de todas las cosas que sé:

el teorema de pitágoras, las reglas de acentuación, que la leche materna no puede calentarse en el microondas…

la lista intrincada de mis gustos:

las esdrújulas, el sabor de la coca cola, la novela de un autor que se entrega completo a su locura sin volver nunca la vista atrás, la sensación de la tinta que fluye bien y constante como si saliera de mis propios dedos…

listas innumerables de obligaciones:

los diez mandamientos, varios manuales de estudiante, los señalamientos viales, el juramento a la bandera, la promesa de no dejarte nunca de amar…

conocimientos de la vida moderna que han substituido el instinto básico de supervivencia:

la forma de programar un reloj digital, el teléfono celular, el microondas en vez de la forma eficaz de crear el fuego…

Año con año las listas crecen, aprendo cosas por lo que escucho en la televisión, lo que leo en el periódico o en mis largos ratos de procrastinación en línea, aprende lo que traduzco, lo que me explicas sobre tu trabajo mientras comemos, a pesar de que no me interesa en lo más mínimo el área en la que te especializas.

A veces, no es que aprenda algo nuevo, quizás es sólo que a medida que mi mente envejece finalmente encuentra la forma de decir con palabras lo que siempre le ha sido primal: que ese dolor, que la sensación de caminar entre nubes, que el escozor, que el calor, que el zumbido anuncian que algo no anda bien.

Se acerca el fin de otro año y mis listas crecen.

Me pregunto por qué la necesidad de clasificar y enumerar, de definirme con palabras, de tener listas las estadísticas y las cifras, los datos, la trivia sobre la categoría que soy yo.

¿a quién me alisto a responderle?

¿cuál concurso es este en el que juego?

4 comentarios:

Verónica Nieva dijo...

Dos cosas:

-La coca-cola tiene un sabor celestial (o infernal; como sea, sabroso hasta la adicción).

-Clasificar es maravilloso: cómo se ordenan conceptos, objetos, personas, a partir de sus naturalezas, usos, letras... También un acto adictivo.

Siga con sus listas, que se necesita poner por escrito los hilos que detienen nuestra cordura.

Unknown dijo...

yo hago listas de todo, pero siempre las cambio pinche vida que no se deja mangonear.

Interesante el medio para llegar a su blog Lady Mondegreen, mientras no lleguen por "macaco en cueros" podemos estar tranquilos.

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Hermosas palabras, Lady. Sin comentario.

Lady Mondegreen dijo...

Gracias a todos, pura decidia poner una contestación

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