jueves, 19 de febrero de 2009

Él y yo en una dependencia gubernamental

La más grande de nuestras diferencias no está en la raza, el género, el credo.

Está, sin embargo, en cómo asimilamos la burocracia, el red tape.

Yo nací en la cultura del “papelito habla” y me acerco al altar de la ventanilla de trámites con el temor kafkiano de los de mi raza.

Él, en cambio, navega con la bandera de su optimismo, no concibe las cinco vueltas que requerirá un trámite que debía tomar uno.

Yo conozco las reglas y los protocolos no escritos de cómo se llena una forma, además del arcaico lenguaje del “por la presente”, “el que suscribe se permite solicitar”, “bajo protesta de decir la verdad”, “su seguro servidor”, etc.

Él está acostumbrado a tener documentos que ostentan variaciones de su mismo nombre, errores de dedo, abreviaciones.

Yo confío en mi fatalismo, en saber desde antes de llegar que es seguro que me falta una firma, una copia y los papeles del perro.

Él piensa que tendremos tiempo para desayunar, ir al súper y pasar por la niña a la escuela, además de que procesarán nuestra solicitud en el tiempo que nos prometen.

Yo sé que debo documentar en original y dos copias (y otra copia en la bolsa por lo que pueda suceder) que A es igual a B y que B es igual a C y por lo tanto A es igual a C, además de una carta firmada, sellada y notariada donde juro decir la verdad y que no hay ningún juicio pendiente en mi nombre (mi santo nombre, valor de cambio en esta sociedad), con firma de dos testigos y sus sendas credenciales del IFE y comprobante de domicilio del agua, el teléfono y la luz (como canción de Chava Flores).

Él no entiende por qué tenemos que guardar tantos papeles.

Yo me frustro, me engento, me encabrono.

Él sólo se confunde y se impresiona.

Pero su optimismo nunca se resquebraja.

Yo quisiera, a pesar de todo lo que sé, creer como lo hace él.

5 comentarios:

Queen Loana dijo...

...mira que todos terminamos acostumbrándonos a la burocracia en México. Dímelo a mí que para la cedula hasta a Hacienda fui a dar. Y es muy cierto aquello de la copia en el bolsillo por si las dudas... y nunca falla!
Un abrazo Lady (Moira) Mondegreen
Lady Vivianne

Unknown dijo...

Chale, entiendo todo y la verdad, me maravilla el optimismo tan de él y el encabronamiento tan tuyo. =)

Unknown dijo...

Perate es tan pintorezco esto de la burocracia mexicana que hasta hacen concursos, el trámite más inútil, a la señora que ganó le dijeron que para cobrar su premio tenía que llevar una constancia firmada por el oficial mayor del infierno congelado, en horarios de oficina 3:00am a 3:05am, eso si, certificada poor notario, no vaya a ser.

silvestre dijo...

Me puse a pensar; mejor dicho, me pusiste a pensar desde tu texto, que no podía ser de otra manera. Si hubieras creído como él, no importa cómo ni para qué, no hubiera habido texto. Tu angustia ante el enfrentamiento con la burocracia produjo un acercamiento más que bien escrito a eso que a veces se llama angustia y a veces coraje.

Francisco Zulaica dijo...

k puedo decir??? si acabo de lograr el gran triunfo de obtener mi credencial de elector... tuve suerte de tener un recibo de luz con la dirección en la que vivo, de no haber entregado en la secretaría del Instituto el original de mi acta de nacimiento y de tener el pasaporte con mi cara impresa en la pasta... de lo contrario me hubiese pasado como a un pobre hombre que le pedían una credencial oficial con fotografía... y él la única que tenía era una fotocopia enmicada de su credencial extraviada... ahora que no tienes uno de esos 14 documentos "válidos", ya no existes en el sistema... ja, desde entonces le he puesto una veladora a mi credencial cual estampa de santo... me hará más milagros en trámites burocráticos que en transformar una política viciada en los grupos de poder que temen perder sus "regi$tro$"

Related Posts with Thumbnails