Se invita a los dueños de los recuerdos a continuación a pasar por ellos de viernes a sábado, de las dos a las cuatro de la mañana.
1. ¿Te acuerdas cuando te dije que un día estarías gordo y se te caería el pelo, y mi cabello estaría aún largo pero completamente blanco? Tú te reíste con la imagen, pero hoy me parece que ambos vamos haciendo nuestra parte al respecto. Me pregunto si aún tendrás ganas de reírte.
2. ¿Te acuerdas del papel de las cartas en las que yo te escribía de muy lejos? A mí me gustaba tanto encontrar papel interesante, amarillo con diseños de damasco, tarjetas con la caricatura de algún escritor como Poe o Woolf. Esos primeros meses de exilio sobreviví sólo escribiéndote a ti.
3. ¿Te acuerdas del día del temblor? Me estabas peinando antes de irme a la escuela cuando el espejo comenzó a cimbrarse. Yo no sabía qué era eso que estaba pasando, tú dijiste "está temblando" pero tus ojos no me veían. Te pregunté quién temblaba y tú dijiste "¡Dios!" pero no era a mí a quien te dirigías. Como pudiste nos sacaste a ambos de la casa. Yo no tenía zapatos. Ese día conocímos a los vecinos y yo seguía pensando que lo que había temblado era el enorme cuerpo de Dios.
4. You remember that night I wrote you a letter and set it right next to you so you'd find it when you woke up? As a matter of fact, I tend to write you letters quite often when you are asleep. I pour my heart and soul in them and force myself to sleep with the hope you'll finally find me in my words. But I always find the letter, folded back on its place. No reply.
5. ¿Te acuerdas del día del temblor? Ella, tú y yo conversábamos. Ella se dio cuenta del temblor antes que nosotros, nos lo repitió varias veces mientras nosotros reíamos de no sé qué cosa. Cuando finalmente nos dimos cuenta, ella y yo nos tomamos del brazo para intentar bajar los tres pisos. En la puerta miramos atrás, y ahí estabas tú contra la pared. Sin decir nada. Sin hacer nada. Ella y yo regresamos por ti y te tomamos de la mano. Y tú te dejaste hacer. Nunca más volviste a ser tan de vulnerable.
6. ¿Te acuerdas de esa conversación por teléfono? En la que me dijiste que sabías que mi amor por ti había finalmente muerto desesperanzado, sabiendo que la preferías a ella. Creo que me abriste un poco la posibilidad, me dijiste que mi amiga te había dicho que yo ya te había olvidado. Yo pude haber dicho que no, pero no quería abrir de nuevo aquella herida. Aunque nunca entendí por qué no me habías preferido a mí.
7. ¿Te acuerdas de esa noche cuando reíamos y tocábamos la guitarra en aquel departamento sin muebles? Por alguna razón tú te habías puesto a caminar en círculos con tu guitarra al hombro, y luego te sentaste sobre las baldosas rojas a hacer contorsiones. Nos moríamos de la risa.
8. ¿Te acuerdas de la noche en que me viste desmoronarme después de esa llamada que recibí? Tuve un ataque de pánico y tú me abrazaste. Me permitiste esa debilidad sin críticas ni burlas. Me dejaste ahí hasta que me calmé. Estábamos en el mismo sitio en que meses después, con saña, enterraste tu mano en mi herida.
9. ¿Te acuerdas del día en que fuiste en bicicleta a visitarme? Ese día quería decirte mucho. Ese día sí que tenía ganas de abrir mis heridas. Pero no me atreví. Y tú te marchaste muy pronto.
10. ¿Te acuerdas de la cruel carta que te escribí? En esa carta te pedí que no me buscaras en un mes. Fue cruel, lo sé. Pero estaba dolida por una vez más haber muerto a tu sombra. Él te prefería a ti. Y yo necesitaba ser yo por una vez en la vida. Sentir que alguien querría estar conmigo no por acercársete. Creo que nunca más volvimos a confiar una en la otra para hablar de amor. Me dolió en el alma.
11. ¿Te acuerdas cuando se nos descompuso el carro prestado a medio centro histórico? Tú corriste por agua cuando nos dimos cuenta que se había sobrecalentado. Y yo me quedé ahí sin saber qué hacer, hasta que el poli se acercó a decirme "No sabe qué hacer verdad reina?" Esas cosas nos pasaban siempre, y divertíamos a todos cuando les contábamos nuestras andanzas. Extraño todas esas vivencias, como cuando me diste las llaves del carro y me enseñaste a manejar en Guadalajara.
12. ¿Se acuerdan cuando nos tomamos esa foto los cuatro juntos? Los cuatro jinetes del apocalípsis, the fab four... Los cuatro fuimos al primer encuentro de poetas de Zamora. Quién iba a decir que yo iba a ser la más terca y quedarme en la poesía. Por ahí supe que uno de ustedes todavía conserva esa fotografía. Me gustaría tanto verla.
13. You remember that night we stayed up by the lake? We went for a walk and it was pitch black and I barely knew you. And in the middle of the woods I realized you could be a psycho and kill me and no one would ever find me. But you stopped instead and pointed ahead to a deer by the road. I couldn't see it. But I saw you. It started raining and we got under a blanket and I sang for you in a language you couldn't understand. Your lips were so close to mine...
14. ¿Te acuerdas cuando jugábamos en la quinta familiar? Un día nos metimos a donde estaban los guayabos, pasando el riachuelo. Yo traía en mis manos un leopardo de trapo y lo tiré cuando vimos una serpiente. ¿Cómo se cura uno la nostalgia cuando esos recuerdos de infancia están ahora enterrados bajo un motel de paso a la entrada de Zamora?
15. ¿Te acuerdas cuando éramos amigos y estudiábamos juntos? Todo el mundo pensaba que éramos hermanos, unidos por una sola ceja. La ceja de Frida Kahlo. Y nosotros jugábamos a confundir a todos. Cuando hacíamos trabajos te asegurabas que yo tuviera todo lo que pudiera necesitar, y si alguien no estaba de acuerdo con mis resultados siempre te ponías de mi parte. Me gustaría algún día volver a verte.
16. ¿Te acuerdas cuando me regalabas sobres con tus dibujos y diseños? Dibujabas collages de personajes y símbolos de todas las canciones que me gustaban cuando estaba en la secundaria. Y tenías un hamster que se llamaba Herculito, y no podíamos decir su nombre sin reírnos. Y todavía guardo en algún sitio la foto que me diste de cuando eras niño, y tengo ganas de ir a buscarla para ver si tu hijo recién nacido se parece a ti.
2 comentarios:
Gracias, ya pasé por el mío y de paso me vinieron a la memoria otros más. Es fascinante el mundo de la memoria, del recuerdo de la añoranza y de los momentos que nos marcan el espíritu. Gracias de nuevo.
Ando de entrometido recogiendo recuerdos que escuché acerca de un pandita y sobre el calentamiento de un automóvil, creo que fué por el segundo que te conocí y lo agradezco demasiado.
No robaré, no robaré más.
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