miércoles, 8 de julio de 2009

Una multitud dispersa

Los últimos días han sido extraños, algunos buenos y algunos muy malos. Y hoy por la noche me enteré que La Gaceta de la UdeG publicó un par de poemas míos, de hecho hace tres gacetas. (Lunes 22 de junio 09, p. 12, Hora Cero)

En una de esas coincidencias del universo uno de los poemas que publicaron fue aquel que dice que"digo / que no llevamos dentro sino una multitud dispersa" y hoy más que nunca, tras el cansancio de explicar por enésima vez a una cabeza muy dura que el subjuntivo y el indicativo se usan, no de acuerdo a la realidad física de nuestro mundo, sino a lo que el hablante cree es la realidad y lo que quiere expresar; tras malas noches de insomnio y algunos desbalances químicos, me siento más que nunca como una multitud dispersa.

Así que en honor a esta dispersidad que soy esta noche escribo algunas ideas inconexas:

1. Mi querido señor Macaco, sí creo que con la edad uno se vuelve aburrido, y además idéatico y además bastante chochón. Uno de mis alter egos se levanta todas las mañanas esperando disfrutar a mi analista político radial en camino al trabajo. Mi idea de verdadero placer es dormir diez horas seguidas a partir de la hora en que solía cantar la familia Telerín y ocupan demasiadas horas de mi vida considerar el porcentaje de fibra de mi dieta.

2. Mi voyerismo ha alcanzado niveles alarmantes, leo demasiados blogs de conocidos y desconocidos con la fidelidad de quien religiosamente sigue las novelas del 2.

3. He perdido toda mi paciencia con una cierta persona que día a día me pregunta cerca de veinte preguntas sobre gramática además de brindarme las más condescendientes caras cada vez que pregunto si algo queda claro. ¿Cómo explicarle que el lenguaje es un organismo vivo, diabólico, contrario, caótico, bizarro, arbitrario y en constante evolución? Así que, querida estudiante que no manejas el suficiente español para leer esto, deja de hacerme caras porque no entiendes el por qué de algo que no tiene por qué.

4. Mi computadora está en las últimas. ¿A qué santo se le reza para alcanzar a respaldar mi información antes de perderla para siempre? ¿Hay alguien en el vaticano encargado de actualizar el santoral? Que alguien le pregunte cuál es el bueno porque creo estar jugando a la ruleta rusa de la información.

Y bueno, con permiso que ya se me pasó mi hora de dormir, y mañana no pinta tan bien pensando que tengo que explicar una vez más cuando se usan "lo que" y "lo cual" en español, y dudo que pueda salir del paso diciendole de una vez por todas que se usan solamente por que sí.

3 comentarios:

silvestre dijo...

Al principio, algunas veces al leerte, y muy seguido ahora, me llega desde tus escritos el perfume de que te has dado cuenta de algo no sólo importante sino vital: somos muchos, estamos dispersos y a todos les decimos yo.
¡Felicidades!

Ophir Alviárez dijo...

Celebro los poemas publicados y la veracidad del que nos dejas. A veces esas ideas inconexas nos llevan un poquito más allá y de ellas surgen, maravillosas oportunidades.

Te leo y casi soy parte de tu número dos.

un saludo,

OA

Nom Bauten dijo...

Me he descubierto haciendo cosas increibles, impocibles y apesar de mi optimismo nuevo no dejo de sentir el abismo, cierto aire frio, cierto sumbido subyacente me indica que esta alli, a pesar de mis años, a pesar de mis vidas, a pesar de mi situacion actual, lo persivo. Al leerte se me ha vuelto evidente. Por debajo de tus letras descubro, como el povo debajo de la alfombra, eso y me abruma de melancolia, pero, al tiempo, sonrio.

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