La enfermedad ha sido un tema constante en el arte y en la literatura con la romantización de la tuberculosis en "La dama de las Camelias", la figura oscura y agonizante de un Chopin, una Santa, una Naná. Así como también la demonización de enfermedades como el cancer o el sida, excelentes novelas sobre la segregación y persecución de enfermos de sida son "Virtudes del pájaro solitario" de Goytisolo y "Pájaros de la playa" de Severo Sarduy. Esa demonización de la enfermedad, y sobre todo de enfermedades que por su novedad y falta de cura se envuelven en misterio son las que trata Susan Sontag en su libro "Illness as a metaphor / AIDS as a metaphor" y critica fuertemente el uso metafórico de la enfermedad con frases como "el cáncer de la sociedad o personalidad cancerígena".
Pero la enfermedad persiste. En la literatura hay ciertas enfermedades que se presentan como el catalizador para alcanzar una verdad velada, un nuevo plano de entendimiento, una iluminación... El VIH se ha visto en ciertos círculos y retratado el fenómeno en medios de comunicación, publicidad, arte, literatura, etc. como el "regalo", el rito de iniciación que invita a una socidad selecta de iniciados, es el beso, la mordida del vampiro, la galleta que nos dice "cómeme".
La enfermedad persiste...
Escribir metafóricamente se concibe como enfermedad, aquellos que somos aquejados por ella entendemos sólo la obsesión por la palabra, la manía, la compulsión, como mal congénito.
Quiero abrir con estas breves palabras el diálogo a la poética de la enfermedad. Hablemos de la enfermedad en el arte, en la poesía, en la ficción...
Hablemos de la enfermedad.
3 comentarios:
Pienso en la locura… en esa enfermedad que es cúmulo de tantas otras, en ese árbol que crece en el cuerpo con las raíces aunadas en el alma… Pienso en Jorge Cuesta, en Pizarnik, en Munguía… en los textos que dejaron retratando al ser que los consumía por dentro, al ente locuaz que deja estigmas por parte de la sociedad, de la gente que no sabe, de la gente que cree saberlo todo… Pienso en la locura como estado, como enfermedad que crece hasta deshacer lo que uno es… Pienso en el Sombrerero loco, cantándose a sí mismo un feliz no cumpleaños. Excelente pregunta, excelente reflexión literaria…
La enfermedad fuente de arte, mmm puede ser por la nostalgia que en la debilidad sólo halla cauce en las palabras; o tal vez porque, como comentaste en el elogio a la inutilidad, en la enfermedad brilla la humanidad en toda su dignidad y belleza, pues el ser humano inútil sólo es conservado por el afecto que nos une a él, de ahí la horrenda exaltación hitleriana del superhombre que cercenó la belleza de los locos, de los inválidos, de los ancianos, de las razas menospreciadas... la belleza de la sangre, de la pus, de la convalecencia no radica en sí mismas, sino en la compasión que despiertan, esa fibra tibia del corazón que es capaz de encontrar eco en el dolor ajeno y tomarlo como propio, abriendo los horizontes hacia la confianza que ese alguién ha puesto en mí. El dolor de una madre con su hijo enfermo es bello por el amor tan evidenciado en sus desvelos junto a la cama... la compasión es lo que nos hace humanos (aunque a algún superhombre por ahí le parezca moralina cristiana barata).
Toda mi vida, o más bien, desde que alguien me preguntó de niña "qué quieres ser de grande?" y contesté "mamá", pensé que mi mejor momento sería durante el embarazo. Tenía una serie de planes que quería realizar, ir al mar, tomarnos mes con mes una fotografía, comprar ropa chida que me hiciera verme como una mamá moderna, linda... Me embaracé y descubrieron la enfermedad. Y entonces el sueño se convirtió en pesadilla, aunque tuvo final feliz. No escribí hasta mucho tiempo después un "imaginario de vidas", que fue un pequeño vistazo a lo que viví en el tiempo que estuve hospitalizada (casi un mes) en el Centro Médico de Occidente... creo que sería buen momento para subirlo a Torreslandia y unirme al diálogo de las enfermedades.
Un abrazo.
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